viernes, 9 de mayo de 2008

Taxis

Viajar en tacho es una sensación única. Si bien no es algo que haga habitualmente, cada viaje es inolvidable. En todo viaje te sucede algo que amerita ser relatado a tus compinches: o es porque estuviste a punto de chocar al menos 3 veces; o porque el tachero te contó que le cabe chuparle el culo a los travas, o porque te bajaste sin pagarle y el tachero te revoleó una botella de vodka. Algo te va a pasar seguro.

El tachero es un mal conductor por obligación: debe, por lo menos, en toda su historia automovilística, chocar a 6 motos de las cuales debe matar o dejar incapacitado a por lo menos uno de los respectivos conductores; y eso no es chiste, no se puede joder con las reglas…si el tachero no choca motos queda como un debilucho frente a los colectiveros; que estos, junto con los remiseros después burlarían y embestirían para ridiculizarlos. Por lo que el taxista hace lo imposible para chocar con otro automóvil, preferentemente con mujeres de autos elegantes y las ya mencionadas motocicletas. Para lograr esto, sale a la calle ebrio, maneja a altas velocidades o a velocidades extremadamente lentas, no frena en las esquinas y se saca mocos mientras conduce.

Existe el mito de que a los taxistas les gusta hablar, esto no es cierto. Solo charlan los tacheros ancianos, los que tienen menos de 60 años no les interesa tanto charlar, prefieren ir fumando durante el viaje e ir escuchando la clásica radio AM con su respectivo aburrido tango. Todos los conductores de taxi escuchan AM, jamás los veras escuchando un Cd o Casete de música, jamás. Esa es otra penalidad como lo es no chocar y herir un motociclista, no entrarle a un trava, y no tener mal aliento. Volviendo al tema, a veces es mejor no hablar con los tacheros, las veces que mantuve charlas fueron siempre de fútbol o que me explicaba por qué los travestis son mejores que las mujeres. Estas charlas fueron aburridas y monótonas cuando eran de fútbol e incomodantes y asquerosas cuando me describía sus actividades con los travestis: que un hombre calvo, de 3 dientes y aproximadamente unos 62 años te diga que a él le gustan los travas porque le gusta manejar la palanca de cambios mientras coje, puede llegar a ser un tanto traumante.

Todos los tacheros tienen mal aliento. Los tacheros parlanchines tienen el mal aliento en el ADN, cuanto más te hable y más fuerte lo haga, más violento será su aliento. Y ni hablar que el tachero con peor aliento es el que tiene el taxi con el levanta vidrios roto. Es como si lo tuviera todo planeado para hacer de tu viaje, una situación horrible y descabellada en la que te asquea con sus aventuras sexuales, y te deja sin aire con sus olores fétidos, sin olvidar los chorros de adrenalina que te corren debido a los cientos de casi choque fatales.

Aunque no hay que olvidar que cuando son las 2 de la mañana, hace un frió que te rechinan los huevos, y el bondi no viene….vienen las ganas de tomarse un taxi.