viernes, 8 de febrero de 2008

Gesell

Gesell: una ciudad maravillosa; va en realidad es un pueblucho inflado por los adolescentes y por el mar. Vendría a ser un Escobar con mar. Pero de todas maneras es una ciudad maravillosa atestada de adolescentes hormonales que van con la esperanzas sexuales pero son abofeteados por las realidad y se conforman con la señora Manuela Puñeta de Leche.
Al igual que como en Bariloche todos los jóvenes van emocionados y esperanzados pero esta vez no es por los coordinadores que te llenan la cabeza diciéndote que justo cuando vos vayas a Bariloche va a haber una ola de turismo de chicas rusas que no hablan una palabra de castellano pero toman una gota de cerveza y ya se ponen la bombacha en la cabeza. No, en Gesell la ilusión se la hace uno mismo por rumores de que en Gesell pinta el re descontrol y las minas están re sacadas y esta lleno de minas provincianas que le reee caben los porteños, pero nuevamente los jóvenes son abofeteados por la realidad.
El verdadero espíritu adolescente se veía a eso de las 5/6 de la mañana por la peatonal número 3, ahí quedaban todos los hombres que tenían todavía efectos del alcohol y calentura suficiente como para prender un termotanque con solo apoyarle los huevos encima, y las víctimas de esta calentura eran todas las mujeres que pasen por adelante de ellos. Era increíble, una mina caminaba una cuadra y ya se le habían insinuado 3214 veces, le habían mostrado los huevos 2 veces, un pibe se había acariciado los pezones de forma sensual mirándola, y le habían propuesto matrimonio 7 veces, y todo eso sólo en una cuadra y sin olvidarse de la clásica abrazadita y piropito con aliento a cerveza y un poco de vomito en la ropa.
La mayoría de los adolescentes se transforman en vampiros en esa ciudad pierden contacto con la luz solar y solo salen a la calle de noche o a la tardecita para comprar el escabio, pero el vampiro se acentúa dentro de los boliches donde sale el caradura de adentro y salen los colmillos para afuera y cuanto más gorda es la víctima más vampiro uno se vuelve.
En Gesell despertarse con mal humor y un poco de resaca ya se vuelve tradición, y sin olvidarse del cago de borracho en el que se eliminan todas las toxinas y se limpia todo gracias a nuestro amigo el fernet. Se genera la clásica cola para usar el ñoba y taparlo un poquito más.
Pero pese a esto y tantas cosas no hay nadie que no la pase bien en esta maravillosa ciudad donde reina el olor a huevos y el tequila pedorro pero todo con un toque de distinción.