lunes, 6 de julio de 2009

Se fue Miguel

Se fue Miguel. El que la puso y se fue. El que le ofrecía manzanas a Paquito.

Miguel vivía en Pompeya con su familia y había ido a un casting de la tele, de esos que conduce José María en pelotas, con sus 20 hermanos. Cansado de que los tranzas de Pompeya le griten negro grasa tras sus apariciones reiteradas en videoclips lanzados en canales como Magazine, Crónica o Volver, se tornó blanco y multimillonario y se compró un piso en una torre de Palermo Soho para gritarle negros de mierda al resto de los ciudadanos promedio que nunca pudieron imitar su gran destreza que tenía en el baile.

Sin embargo, Miguelito siempre andaba en problemas (se las veía negras). Tras una avalancha de éxitos como “Thriller” , “Nieve Boliviana” y “Mesa que más aplauda”, entre otros, la última etapa de su vida fue un tanto más polémica. Se retiró de la música y el baile para construir un parque de diversiones y proponer a niños de edad preescolar que si realmente le tenían cariño y querían sentir verdadero amor pasen el resto de la noche en la misma cama. Su majestuosidad fue tal que sin darse cuenta, terminaría siendo fuente de inspiración de lo que después sería el Italpark y el Padre Grassi.

En particular, creo que “Billy Jean” es uno de los mejores temas de la música contemporánea, así como Terminator 2 es a mí entender, la mejor película de la historia, crítica que siempre despreciaron de mí. Ya que estamos, también pienso que Andrea Pirlo es el mejor jugador del mundo y que el Carlos Pellegrini es el peor colegio de la República Argentina y aledaños.

Se fue Miguel. Se fue un grande. Los chicos contentos.